Ripea, mezcla & distribuye

(ojalá barato, ojalá en muchos lugares, ojalá en tiempo real)

La experiencia de la producción de contenido y su distribución sufre recaídas intermitentes. Si no lo es bajo la forma de leyes hiperpublicitadas –por lo abusivas- (que para Colombia significan el retorno periódico de adefesios tipo Candidato presidencial maltratador); sucede bajo la forma de regulaciones meticulosas introducidas por lo bajo en TLCs poco publicitados –por lo abusivos. Simple y llanamente: la implementación de mecanismos interesados en corromper no tanto la información misma, como su circulación. Palos en la rueda del intercambio de saber.

Por eso también, cada cierto tiempo emergen iniciativas que funden lo precario con lo semi-épico, para alterar la movilización de datos. Sin embargo, antes de seguir y de perdernos por los caminos de la alabanza irrespirable, hay que destacar que no se hablará de un acto de generosidad absoluta puesto que, obviamente, va a incrementar el valor social de su responsable y el nivel de intercambio de sus beneficiarios (es decir, el de responder la pregunta «¿qué es gratis?», de modo diferencial. Es decir, añadiéndosele las complementarias: ¿cuánto cuesta mantener activa una plataforma autofinanciada, respaldada por la labor inmaterial (y siempre ad honorem), de su administradora y un grupo de colaboradores esporádicos? ¿Cuánto si esta actividad dura más de un lustro, para localizar material que puede funcionar «como entretenimiento [pero] también como material de estudio de las aulas de escuelas de arte de toda iberoamérica [y que es aprovechado por] docentes que sí cobran un sueldo y pasan [los] videos en sus clases? Entonces aquí aparece un esguince que recupera la noción del costo económico de esta actividad.  Así, al volver a preguntar «¿qué es gratis?», podría responderse: lalulula.tv)

Originalmente, Luciana Ponte decidió invitar a un grupo de habituales de www.lalulula.tv (nunca tan bien definido como por su creadora, como “proyecto filatélico obsesivo compulsivo de curaduría videográfica”, es decir, un canal), para la primera versión de RipMix&Burn Este evento fue pensado para mostrarse en los alrededores del Museo Universitario del Chopo, en agosto de este año. Se alió con Satélite (una “iniciativa curatorial mexicana que reflexiona y problematiza sobre la institución del museo”, según Ponte) y realizó su acción. Los participantes accedimos a recordar nuestras fijaciones dentro del enorme inventario de videos traducidos por ella y su Club-Sub (¡afíliate!), y armamos nuestras respectivas curadurías, que luego quemó en el ya anticuado formato de DVD.

Ahora, se hará una segunda inmersión dentro del replicante máximo y, hasta ahora, irrebatible de las instituciones dedicadas al arte contemporáneo en Colombia (las privadas y, sobre todo, las públicas). En ArtBo -en la sección de libros de artista, de la mano de galería Big Sur- se presentará una almost columbian edition, donde sus colaboradores sofisticaron los procesos de selección: evitaron el camino fácil de cruzar tendencias o movimientos y decidieron articular delicadas filigranas. De hecho, siguieron un planteamiento donde Ponte intentó variar las composiciones y cuyo resultado estará a la venta a precios asequibles. Es decir, a lo que podrían costar dos almuerzos ejecutivos, más o menos ocho pasajes de Transmierda, un par de medias colombianas de alta calidad o dos cubetas de huevos. Es decir, una inversión útil. ¡Cómpralo!

En esta edición curaron: Juan Obando, Juan Guillermo Tamayo, Henry Palacios y Susana Oliveros Amaya, Juan Pablo Pacheco, Francisco Toquica y Violeta Horcasitas (México).

Guillermo Vanegas
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