EL ADOLESCENTE, EL PROFESOR Y EL PROBLEMA (III)

-Tengo un problema, güeva-

Dijo Feliza. Una artista-joven que tenía el mismo nombre de la escultora de Histéricas. Feliza también había nacido en Paris. En los años 90, porque sus padres se habían exiliado en Francia huyéndole a una persecución política. Ambos escribían en la revista MOMENTUM, claramente de poesía, pero el DAS volteó la sede de la revista buscando armas y explosivos. Encontraron unos planos de una finca que estaban construyendo, y los hicieron pasar por un campamento guerrillero.

-Cuéntame Happyna- como le decían.

-Es que Estoy haciendo unas esculturas para una exposición, y es en cuatro semanas…la verga todo esto… Estoy pensando en bronce y algodón. Viendo esas pacas enormes en el puerto de Barranquilla que parecen esculturas minimalistas… y el bronce, no sé, por como se ve al principio esa colada liquida anaranjada, que se comporta como agua en esos recipientes… Lo sé, lo sé, voy a quedar como Arenas Betancourt-

-Y cuál es la idea, mejor dicho, cuál es su pulxión, mi amor- le preguntó Alex, barriendo la equis con la lengua.

-Es que estoy leyendo a William B. Yeats, el de Innisfree… pilla-

Feliza saca un libro de su maletín. Detrás de ellas hay un televisor prendido: Se ve a un indígena con un cardumen de micrófonos en frente de su cara, pero la voz del indígena no se escucha, porque el televisor no tiene volumen. Feliza leyó, como para que todo el mundo la escuchara:

Me pondré de pie ahora y me iré, pues noche y día siempre oigo el agua del lago que lame suavemente la ribera; cuando estoy en el camino, o en el gris asfalto, la escucho en lo más hondo de mi corazón.” El indígena del televisor había desaparecido. Ahora se veía a una mujer acariciándose los pómulos con una toallitas.

-Eso del gris asfalto y el sonido del agua…Boom, me explotó la cabeza- dijo Feliza.

-Peso y levedad, Feliza, eso es muy de los noventa: Baudrillard y las Estrategias del Objeto, las Seis propuestas de Calvino, el new age… El arte se iba como desmaterializando, pero también las pinturas eran cada vez más grandes y más caras, y las instalaciones eran un pretexto para invadir los lugares, pero no hablaban del espacio ni de lo público…-

-Antonio (Caro) me está “asesorando”, nos vimos ahoritica en Barranquilla. Me gusta mucho su obra SAL. Tan simple. Tan poética. Voy a vaciar la misma palabra en bronce, pero al revés, o sea LAS, que te lo juro, no intento ser feminista.

-Y el algodón?-, dijo Alex

-Pensé en comprarme una paca de estas que te digo, y con guayas y arneses, colgarla en la entrada de la galería. Pero a la galerista eso no le gusto ni poquito.

-Marica,…nooooo…, poseemos un problema-

-Lucas tiene una rueca de hilo-dijo Feliza- Le hice unas fotos y unos dibujos, y las estoy animando en 3D. Tengo como un guioncito, oí: La rueca cae desde una nave espacial a la calle, y hay unos personajes que construyen una ciudad con hilo, empiezan a tejer y a tejer y a tejer, edificios, escaleras, carros, arboles…, luego aparece otra nave, y le dispara a la gente que esta tejiendo unos rayos, pero ellos se protegen con unas hojas transparentes inmensas…hay perros y hay camaleones…por ahí va el video-

Pagaron sus gaseosas y salieron a la calle. El sol estaba radiante en su zenit. –la hora sin sombras- dijo Alex- Caminaron por la sexta, pasaron por la fuente de las tortugas y se despidieron en la estación. Feliza corrió y se subió en la ruta P27D.

Jorge Acero Liaschevski
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